Introducción
El presente trabajo tiene por intención analizar la novela El hipogeo secreto (1971) del escritor mexicano Salvador Elizondo con el modelo estructural de los relatos propuesto por el teórico francés Roland Barthes.
Salvador Elizondo fue uno de los escritores mexicanos más vanguardistas, polémicos y experimentales del siglo XX. Nació en México en el año 1932 y falleció en la Ciudad de México en el año 2006 a los 74 años. A lo largo de su carrera como escritor, Elizondo incursionó en la poesía, el cuento, el teatro, la traducción, el ensayo y la crítica literaria. En 1965 recibió el premio Xavier Villaurrutia por su novela Farabeuf.
Aunque El hipogeo secreto no es su novela más famosa, no la hace menos importante. En esta novela, Elizondo propone una forma diferente de creación literaria, la cual es, hasta cierto punto: contra-literatura, pues Elizondo, juega con las posibilidades del discurso, eliminando factores como el tiempo, el espacio, o incluso, deja de lado los nombres de sus personajes, haciendo énfasis principalmente en la belleza de las palabras, las cuales pueden no estar contando nada, sino, simplemente sonando estética y poéticamente. Esto no es casualidad, pues es nada más y nada menos una herencia francesa.
Durante los inicios del siglo XX en Francia, la preocupación por la literatura y la forma en que se hacía literatura venía ya de una tradición rusa, quienes habían prestado mayor énfasis a las estructuras del relato, sin embargo, en Francia, algunos autores querían transformar y transgredir las propias tradiciones impuestas, de esta manera surge un movimiento conocido como Nouvuoe roman propuesta por Alain Robbe-Grillet en el año 1950 en su texto homónimo.
Nouvelle es una palabra francesa que se refiere a un relato o novela corta, es decir, un texto narrativo que es más largo que un cuento, pero más corto que una novela convencional. En este tipo de narración, la trama es menos desarrollada y los personajes suelen ser más planos que los de una novela. Algunos de estos elementos ya podían verse en la novela Thomas el oscuro (1941) de Maurice Blanchot, antes de que el nouvuoe roman tomará relevancia en París.
Es importante tener contexto de estos acontecimientos porque son prácticamente los fenómenos que influyeron a toda la generación de la Casa del Lago, y Maurice Blanchot fue uno de los grandes intelectuales que marcó las pautas para la creación de la novela en México, autores como Juan García Ponce, Julieta Campos, Inés Arrendondo, Ulalume Gonzales de León y el propio Elizondo bebieron del conocimiento del francés y rindieron tributo al autor a su manera; Ponce con su libro El nombre olvidado, Campos con Tiene los cabellos rojizos y se llama Sabina, Arrendondo con su cuento “Sombra entre sombras”, León con su poema “Maurice Blanchot” y Elizondo con su libro El hipogeo secreto. Éste último comparte similitudes con Thomas el oscuro de Blanchot, pues ambos exploran la idea de que la obra se crea al momento de que se lee.
A manera de agradecimiento, Elizondo expresa en una entrevista lo siguiente:
Por lo que respecta a Blanchot yo creo que casi todos los escritores de mi tiempo estamos en deuda con él. Ha dado a los escritores de mi edad la noción de espacio-tiempo de la escritura. La escritura como fenómeno en el sentido filosófico: algo que “acontece”, algo que puede ser observado y, tal vez, descrito.[1]
Es fácil deducir que estas influencias sean francesas, pues la mayoría de los autores mexicanos mencionados anteriormente estudiaron en el país del amor. En el caso de Elizondo, su estancia en Francia fue de 1949 a 1951, donde leyó a los grandes: Joyce, Erza Pound, Bataille, Blanchot, entre otros.
Bajo estas influencias, Salvador Elizondo escribió una serie de novelas que giran en torno a la experimentación, principalmente, a la narración de instantes, como lo es el caso de Farabeuf, que trata sobre un instante, un momento captado en la singularidad del tiempo, la descripción de una fotografía. Se trata de una novela sin tiempo, mientras que la novela que interesa para este texto podría describirse como una anti-novela, pues carece “aparentemente” de tiempo, y sin tiempo, no hay novela. Sin embargo, esto no es del todo cierto, pues como menciona el propio autor en el libro, el tiempo de la novela está escrita en gerundio: “El hipogeo secreto es la representación de un universo absolutamente gerundial”[2], esto quiere decir que el tiempo de la novela se construye al momento en el que se narra y no está contada por aspectos pasados ni futuros.
Ahora, el análisis estará abordado por el modelo de Roland Barthes y su análisis estructural de los relatos.
Roland Barthes (Cherbourg, 1915 – París, 1980) fue un crítico, ensayista y semiólogo francés. Fue uno de los principales representantes de la nueva crítica o crítica estructuralista. Estudió en el liceo Louis-le-Grand, se licenció en la Sorbona y ejerció la actividad docente en el liceo de Biarritz, en el Liceo Voltaire y más tarde en el Collège de France. Trabajó como periodista literario en Combat, fundó la revista Théâtre Populaire y dirigió la Escuela Práctica de Altos Estudios. Influido por la obra de los lingüistas Leonard Bloomfield y Ferdinand de Saussure, a principios de los años setenta se propuso, junto a Julia Kristeva, Phillipe Sollers, Jacques Derrida y Jacques Lacan, fundar una nueva ciencia; la Semiología, para estudiar la naturaleza, producción e interpretación de los signos sociales a través del análisis de textos.
Barthes propone que el relato está construido por tres niveles: niveles funcionales, niveles de las acciones y los niveles de la narración, los cuales cuentan con unidades.
En el primer nivel se analizan las funciones del texto; en este apartado encontramos las unidades distribucionales (sintagmas): funciones cardinales/catálisis, y las unidades integradoras: indicios implícitos e informaciones explícitas (espacio, tiempo, cultura).
En el segundo nivel está el nivel de las acciones cuadro actancial.
Y en el tercer nivel se encuentran los niveles de la Narración, en las que se diferencia el narrador-lector, dador-destinatario, y se hace las preguntas ¿cuáles son sus signos? Signos del narrador y signos del lector.
Desarrollo: diégesis
El hipogeo secreto trata sobre el acto mismo de escribir. Durante la historia se ve el momento de escritura de la novela, y también se ve el momento de lectura. Los personajes están conscientes de su existencia como personajes dentro de una novela, y su máximo propósito es entender la razón por la que existen, dentro y fuera de ésta, tal como se evoca en el siguiente párrafo donde el personaje X. describe su experiencia a un Narrador:
En este instante estamos formando parte de una escena en la que dos hombres, tú y yo, estamos halando de un libro que hemos concebido como algo que ya ha sido realizado y en el que nos suponemos contenidos. Somos esas presencias imprecisas que lo pueblan viviendo algo así como una tragedia estrictamente literaria […]. Ahora bien —agrega—, ¿qué podría hacernos suponer que no somos, nosotros, la materialización del capricho de un loco; un loco que se cree escritor y que dice ser el autor de un libro que se intitula El Hipogeo Secreto en el que nosotros, tú y yo, ¿no somos más que una imagen contenida en la página 118?[3]
Como podemos notar en el párrafo anterior, El Hipogeo secreto es un libro que está escrito, y a la vez está siendo escrito. Los personajes leen la novela, y al mismo tiempo son personajes en ella. Elizondo escribió la novela, y también escribió la novela dentro de la novela.
Funciones cardinales
En la historia, los puntos cardinales serían los siguientes:
- Los personajes X., E., H., La Perra (tambien llamada Mía), El narrador, el Pseudo-T, son todos miembros de una sociedad secreta llamada Urkreis, y su motivo principal es comprender los misterios de la existencia y razón de El hipogeo secreto, un libro que fue escrito hace más de 5 mil años. Los miembros de esta sociedad, fascinados por él, llegan a la conclusión de que su existencia no es más que la simple invención de un ser supremo al que denominan Pantokrator (en otras palabras “Dios creador”).
- El personaje X., observa a la distancia a una mujer sentada debajo un árbol leyendo un libro rojo. Él, al acercarse a la muchacha, se da cuenta que ella (La Perra), está leyendo la historia de un personaje que está observando a una mujer sentada debajo de un árbol, la cual está leyendo un libro rojo. Más tarde en la historia, se nos dirá que el libro que ella está leyendo, no es más que el libro El hipogeo secreto.
- , al notar que La perra está leyendo esa obra, toma conciencia de que él, es un personaje dentro de esa novela, y que su existencia, sólo es posible, cuando ella (La perra) está leyendo, lo cual haría pensar al lector que ella es la causa principal de la novela, sin embargo, esto no es del todo cierto.
- Por este motivo, X., interrumpe la lectura de Mía (La perra), y le dice que ellos son parte de la novela y tienen que descubrir quién es el creador.
- A la mitad de la historia aparece un personaje que se llama Salvador Elizondo, que es un escritor que se encuentra soñando, y es a la vez el autor de El hipogeo secreto, él, vendría a ser la representación del Pantokrator (el creador). En su sueño, él sueña que ha escrito un libro que está siendo leído por una mujer y en sí mismo, el libro, es el que él, está escribiendo mientras sueña. El sueño, en sí mismo, de la narración de acontecimientos.
Éstas serían las funciones cardinales de la novela, pues, como se ha dicho al inicio de este texto, la novela no tiene ni inicio, ni final, sino que constantemente se repite una misma acción y los personajes nunca llegan a descubrir el secreto total de su existencia, de aquí, el carácter filosófico de la novela.
No digas nada… Quizá ni siquiera existes… Eres tan sólo una palabra dicha a la sombra de un árbol, el personaje desdibujado de un relato que se consigna metódicamente, la premonición o el olvido de las cosas que están aconteciendo. […] A sus pies ha caído el libro abierto en una página; en una página en la que tú y yo estamos inscritos como vagos garabatos, voces bajo un árbol frondoso en mitad de la llanura.[4]
Y tambien la evocación del sueño: “La concreción del sueño que nos contiene a nosotros dos, palabras tambien; eso somos”[5]. Es natural, o tal vez, deducir, que la intención del autor es la evocación de un sueño, como un sueño que uno tiene en la vida real, recordamos algunas partes, pero tambien olvidamos otras, por tal motivo, uno podría intuir que el libro en sí, es sólo un sueño, de ahí sus palabras al inicio de la novela: “Recuerda y olvida tres veces seguidas las palabras escritas en este libro”[6], porque eso pasa, cuando uno sueña, recuerda y olvida.
Catálisis
El narrador es otro aspecto complicado de la novela. No sólo por la confusión con su identidad, sino porque no está claro a quién le habla, ni de quién habla. En ocasiones narra en primera persona, y en otras narra en tercera persona, sobre sí mismo. Suele mezclar diálogos con narración, sin dejar en claro quién dice qué. Y su narración a menudo cambia de narratario. En algunos momentos, parece que le habla a la Perra, pero en otros momentos parece que le habla a un lector no identificado.
Las catálisis pueden ser pocas, porque la historia siempre está girando bajo los mismos acontecimientos pero narrados de diferente manera, un círculo vicioso, sin embargo, la que podría ser la catálisis más importante es aquella en la que los personajes toman conciencia de su existencia y saben que son manipulados por el gran creador e incluso lo cuestionan, sin embargo, esto no trasciende a más:
El Hipogeo Secreto es la representación de ese universo absolutamente gerundial: una trama que en todo momento está siendo iniciada y en ninguno tiene desenlace. […] El autor y su libro tambien están siendo escritos y todos, menos el Pantokrator, también están siendo escritos, aunque es un hecho prácticamente indudable que Salvador Elizondo es nuestro autor, su autoridad, es, de hecho, tambien cuestionable. [7]
Unidades integradoras: indicios implícitos e informaciones explícitas
Espacio: Culturalmente no hay indicios que nos den detalles de dónde se desarrolla novela, porque se trata de un sueño, de un lugar que se construye al momento de la narración.
Tiempo: El tiempo es presente, pues no existen elementos pasados, porque la repetición de escenas cambia constantemente conforme el relato progresa. El tiempo verbal predominante es, en palabras del autor, gerundial.
Cultura: No hay detalles culturales, ni nacionalidad de los personajes, se hace referencias al libro Les 500 millions de la Begum de Julio Verne, considerada por el propio Verne como una obra “totalmente incoherente”. Otro dato es que la palabra hipogeo hace alusión a una especie de cripta sagrada que utilizaban los egipcios, allí se conservaban los cadáveres sin quemarlos. El posible espacio en donde se desarrolla la novela sería tal vez un lugar en Egipto, pero eso no llega a mencionarse jamás en la novela.
Niveles de las acciones
Los personajes de la novela tienen identidades confusas. Son pocos: el narrador, E., X., H., el pseudo-T., la Perra —también llamada Mía—, el Sabelotodo y el Imaginado. Pero en momentos parece que son aún menos. No hay una línea clara que separe al Imaginado del narrador, o a éstos de Salvador Elizondo (y de su contraparte intra novela, el pseudo-Salvador Elizondo). En momentos, X. y el narrador parecen ser un solo personaje, y el narrador también parece mezclarse con E. y con H. La Perra a veces parece ser la autora de El hipogeo secreto y a veces parece que sólo lo ha leído en su totalidad.
Es difícil saber qué personaje es el destinador y cuál es el destinatario, pues los personajes siempre están en la búsqueda del saber el por qué existen, pero esa finalidad jamás se cumple, ya que siempre regresan al origen, y la historia se repite hasta el final. Muchas veces la voz del narrador, junto con la voz de X. llega a confundirse, o incluso con la perra, o con cualquier otro personaje, por lo que definir quiénes son los ayudantes tambien resulta complicado, sin embargo, mi propuesta a esta dificultad sería la siguiente:
X., es el personaje principal, mientras que los ayudantes son H., La perra y el Pseudo P, el posible oponente sería el propio Salvador Elizondo, que es el autor que los está creando.
Niveles de la narración
Los signos de los personajes serían los siguientes:
X.: Es el personaje que busca e indaga para llegar a conocer la verdad de El hipogeo Secreto
La perra (Mía): Es una mujer que desconoce el por qué existe, y muchas veces se le llega a confundir con el narrador, es un personaje principal.
H.: Es el arquitecto de la ciudad donde se desarrollan los acontecimientos. (Arquitecto en un sentido metafórico, pues a veces pareciera que H tambien es el propio autor que da vida a los lugares mientras los narra).
E.: No hay muchos detalles.
Salvador Elizondo: autor de El hipogeo secreto.
El Pseudo Salvador Elizondo: es un personaje creado por el propio Elizondo para persuadir a los personajes.
La diégesis se cuenta por medio de personajes intradiegéticos, homodiegéticos, pero a la vez, en ocasiones, entra en duda esta premisa, pues hay un narrador que quebranta con la propuesta. Es una obra que no inicia ni por el final, ni por el inicio, sino, que inicia en un punto que podría ser cualquiera. Y los personajes estan atrapados en esta singularidad espacial creada por Elizondo.
Cierre
El hipogeo secreto es una novela rica en contenido, y es el caso de lo que se denomina un libro escrito para escritores, pues su riqueza teórica a nivel de narratología es exquisita, y todo aquel apasionado por la literatura debe de leer. Su complejidad sólo la hace más disfrutable. Hace interesantes experimentos narrativos, conceptuales y filosófico-literarios en abundancia, y cuando el lector por fin logra entender qué sucede, experimenta un momento de deslumbramiento, afín a lo que se logra en una novela de misterio. Porque nada es más misterioso que la identidad misma de la literatura, y eso es lo que propone El hipogeo secreto.
Bibliografía
Norma Angélica Cuevas Velasco, El espacio poético en la narrativa. De los aportes de Maurice Blanchot a la teoría literaria y de algunas afinidades con la escritura de Salvador Elizondo, Casa Juan Pablos, México, 2006.
Salvador Elizondo, El hipogeo secreto, FCE, México, 2017.
[1] “Karl Hölz entrevista a Salvador Elizondo”, retomado por Norma Angélica Cuevas Velasco en El espacio poético en la narrativa. De los aportes de Maurice Blanchot a la teoría literaria y de algunas afinidades con la escritura de Salvador Elizondo, Casa Juan Pablos, México, 2006, p.189.
[2] Salvador Elizondo, El hipogeo secreto, FCE, México, 2017, pp. 98-99.
[3] Ibid., p.118.
[4] Ibid., pp. 108-109.
[5] Idem.
[6] Ibid., p. 9.
[7] Ibid., pp. 98-99.
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