El tema del adolescente fue un tema de interés para los autores más sobresalientes del polémico grupo Acephale, no es de extrañar que entre sus análisis y lecturas respecto a Sade y Nietzsche hayan visto en la adolescencia la esencia pura de la transgresión.
Desde novelas como ‘’Historia del ojo’’, ‘’Roberte esta noche’’ ”El Baphomet” o ‘‘Mi madre’’ los personajes principales son adolescentes; que permanecen entre la línea de la niñez y la adultez, lo cual les da cierta libertad de poder saciar sus más oscuros deseos sin restricciones.
Cabe destacar que las obras de estos dos autores son imprescindibles de un aspecto religioso, debido a la ausencia de Dios que sintieron a consecuencia de las guerras mundiales.
Pierre Klossowski en su libro Sade mi prójimo nos mostrará que el lenguaje teológico es en escencia malvado, comentando que Dios es el culpable original el cual habría atacado al hombre, antes de que el hombre lo atacara a él, por ende atacar a uno es combatir al otro, a lo que Sade insiste en ese punto: ‘’ si recibo el mal de los otros, gozo del derecho de devolvérselos, incluso de la facilidad de hacérselo primero: a partir de entonces el mal es un bien para mí como lo es para el autor de mis días. Soy feliz del mal que hago a los otros, así como Dios es feliz del que me hace a mí’’.[1]
Bajo esta premisa, Historia del ojo es una novela erótica que hace crítica de diferentes aspectos religiosos con protagonistas adolescentes. El seudónimo elegido para este libro resulta tan provocador como el texto mismo. “Lord”, que significa “Dios”, y “Auch” que remite a la frase “aux chiottes” que podría ser traducida como “a la mierda” dando la traducción de ‘’A la mierda con Dios’’. El propio Ojo también es una forma de aludir a Dios ‘’el ojo que todo lo ve’’ sin dejar de lado el sin fin de relaciones entre los testículos de un toro, el huevo, la sangre y la orina. Tiempos difíciles requerían literatura atrevida que desafiara el orden tradicional de la sociedad.
Para la ley, un adolescente no carga con tantos problemas legales como lo es con un adulto, y son éstos los que están a cargo principalmente del cuidado de los padres. Los protagonistas de Historia del ojo son totalmente consientes de esto, y harán cualquier cosa ilegal con la simple intención de intensificar ese deseo sexual que aumentara gradualmente desde lo más inocente, hasta lo más perverso.
El deseo de libertad conduce a la destrucción y autodestrucción, que la violencia es ingrediente del sexo y viceversa, que el esperma, tarde o temprano se torna en sangre. La voluntad de transgresión, implícita en el erotismo, que llevada hasta sus últimas consecuencias desemboca en el crimen y la muerte, recorre el relato y es el resorte que anima los actos sexuales de los protagonistas.
En cuanto a la novela erótica Roberte esta noche, Klossowski cuenta la historia de la enigmática Roberte y de su anciano marido Octave. Antoine, quien, a la edad de trece años, fue adoptado por su tío, un eminente profesor de escolástica que, según Antoine, «padecía su felicidad conyugal como una enfermedad». Para encontrar alivio, Octave decide introducir en su vida una perversa Ley de la Hospitalidad. Así, instigada por su marido, Roberte se ve envuelta en el extraño ritual de ofrecer su hermoso cuerpo a cualquier huésped que lo desee.
Pero ¿es realmente Roberte tan sólo un cuerpo que se ofrece, un instrumento de la voluntad ajena, fuente compartida de placer entre un viejo voyeur y un joven excitado por el deseo? Antoine, que vive una adolescencia agitada en la enrarecida atmósfera de esa casa y que siente una violenta pasión por su tía, va introduciendo paulatinamente al lector en las misteriosas ceremonias de una sexualidad que se sitúa más allá de toda prohibición, más allá de toda moral establecida, en el terreno virgen del erotismo en plena libertad. Antoine aprenderá de su tío Octave, Las Leyes de la Hospitalidad mediante un aspecto teológico y pornográfico por el cual mediante el mal, se es posible llegar a Dios, la búsqueda espiritual de Octave lo lleva por el camino de la carne; sólo así, entiende él, puede encontrarse el bien. La idea, en la misma vía de Blake, es que por medio del mal, de la perversión del cuerpo, el bien puede alcanzarse. Al no existir ya un Dios que haga posible la teología, el cuerpo toma el lugar como nuevo templo, pervirtiendo así los medios por los que el absoluto se alcanza. La pornografía y la teología se confunden formando una nueva disciplina que es la que Octave intenta por el ejemplo y el discurso enseñar a su sobrino Antoine.
En un caso similar de intercambio ritual e incestuoso encontramos la novela ‘’Mi madre’, que nos narra la iniciación ritual y sexual de un joven de diecisiete años que pierde la visión que tenía de su madre al enterarse por accidente que su madre era todo lo contrario a lo que él pensaba. La madre pura y santa como la concebía Pierre se convierte inmediatamente en una madre diferente, desconocida, malvada.
La madre creada por Bataille pasará a ser la encarnación misma del Mal, ese Mal que, a fuerza de ser todopoderoso, convierte a quien lo encarna en un Dios. Bataille nos convence de que es posible, pese a todo y pese a nosotros mismos, amar el mal, el mal que nos acerca a Dios. El joven Pierre va deslizando, pues, entre la angustia y el placer sin límite, en el abismo al que le arrastra su madre, rodeada de sus hermosas y diabólicas amigas Rea, Hansi y Lulú que lo iniciarán poco a poco a descubrir la sexualidad que tanto prohíbe la religión. ‘’Me horrorizaba este deseo, aunque a veces se volvían alucinantes, era consiente de mi engaño de mi cobardía, jamás hubo nada posible entre ella y yo. Si mi madre lo hubiera deseado, yo hubiera amado el dolor que me habría causado’’.[2]
Tanto Antoine de ‘’Robert esta noche’’ Pierre de ‘’Mi madre’’ o los protagonistas de ‘’Historia del ojo’’ comparten una adolescencia iniciada por una ritualidad sexual-criminal-teológica que por medio del mal y la transgresión nos acercan poco a poco a conocer a este Dios malvado que es el reflejo de cada uno de nosotros como seres humanos, a un inicio Dios nos hizo a su imagen y semejanza.
[1] Hervé Castanet. Pierre Klossowski. La pantomima de los espíritus. Nueva Visión. Buenos Aires. 2007 pág. 29
[2] Georges Bataille. Mi madre. Tusquets editores. México. 2013. pág. 91”